2003-10-03
Catodicismo
Hace unos meses, con motivo del antepenúltimo achuchón pontificio, pensé que la incógnita no era ya cuándo moriría el Papa... sino dónde tendría lugar el deceso. Ahora, pasmado, sé que sea donde sea, lo veremos en directo. A tal extremo llega el culto a la imagen del líder que cultivan el poder católico y las televisiones del orbe cristiano. Su presencia constante, sus mensajes directos (¿quién resumirá esas horrorosas epístolas?), su participación en todas las cosas de los hombres que a él no deberían interesarle, sus consejos no pedidos y sus órdenes sin autoridad son la expresión material de este nocivo catodicismo que tira de nosotros hacia un pasado más siniestro.
Este individuo ha conseguido suplir con su omnipresencia la pertinaz ausencia de un dios cuya inmaterialidad, cuya ineficacia... cuya improbabilidad, seamos honestos, convierte en ingenuos bienintencionados a sus crédulos. Al igual que su teórico jefe, el Papa parecía también estar en todas partes, iluminando con su magisterio la interpretación de nuestras libertades civiles (las mismas a las que él renunció voluntariamente), delicada flor de invernadero que millones de europeos han ido regando con su sangre con el fin de dar un poco de vidilla a este sombrío patio de Luces. Así, desde nuestros programas escolares hasta el fundamento filosófico de la constitución europea, desde la oposición a una guerra obviamente injusta hasta las palmaditas a los cristianísimos dirigentes que pagaron encantados la gasolina de los tanques, Juan Pablo se ha convertido en el icono mediático de esta religión para ricos sin intención de cambiar el orden de las cosas y pobres entrenados en la sumisión y la ignorancia.
pd. Dado que este texto tiene carácter de diatriba, les ruego se abstengan de mencionar en los comentarios la "acertada política social", el "compromiso con los desheredados" y el "profundo conocimiento de la realidad de nuestro tiempo". Muchas gracias.
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posted by vendell 07:32
9 Comments
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Comentarios
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De: Martin Pawley |
Fecha: 2003-10-03 08:59 |
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Ya está bien de tanto meterse con la ICAR, Vendell. Debería usté ser ecuánime y criticar un poco a los de la iglesia del séptimo día y a un brujo que hay en la Polinesia que practica el chamanismo. Qué manía de criticar a lo que tenemos cerca!!!
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2
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De: Martin Pawley |
Fecha: 2003-10-03 09:00 |
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Y no se olvide del conflicto de Timor Este, eso sí que es preocupante!
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3
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De: Quique |
Fecha: 2003-10-03 09:39 |
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A mi me parece muy bien criticar a los más prominentes en exclusiva o fundamentalmente. Primero a por el cabrón número uno. Y más siendo q ocurre q están aquí, jodiendo la marrana. Me parece lógico y sano.
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De: Gonzalo |
Fecha: 2003-10-04 01:13 |
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Da gusto leer comentarios que a uno le gustaría saber escribir.
El post me parece muy acertado y estoy totalmente de acuerdo.
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De: Dragon Lady |
Fecha: 2003-10-04 01:35 |
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Amén
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De: Jaio la espía |
Fecha: 2003-10-04 06:58 |
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Así en el cielo como en la tierra.
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De: Vendell |
Fecha: 2003-10-04 08:01 |
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Hoy el hijo de un amigo estuvo mirando esa foto un buen rato. Le dió la vuelta al periódico, pasó la hoja y volvió hacia atrás. Luego me miró y preguntó: ¿Es un teleñeco?
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De: Tubbo |
Fecha: 2003-10-04 08:50 |
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No Vendel, no es un teleñeco. Es el gran pitufo pues ahora sabemos que no hay nadie por encima de él ante quien pueda dimitir (la frase original en PozíQue).
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De: Jaio la espía |
Fecha: 2003-10-04 10:13 |
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De todas formas... ¿se dan ustedes cuenta de que los va a matar a todos de pura ansiedad? Está durando tanto que muchos de ellos ya se habrán tenido que jubilar, incluso, de la carrera por la sucesión.
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