2002-10-01
La memoria perdida
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Costa Gavras le puso rostro en La caja de música. El afable viejecito está sentado en un banco con un bocadillo entre las manos. Podría estar esperando a sus nietos con la mirada perdida en el recuerdo de un amor lejano o de un viaje rescatado del olvido por el olor de la panadería de la esquina. Pero en realidad piensa en todos aquellos a quienes ha engañado, las víctimas de sus traiciones, las vidas arruinadas de quienes sufrieron su ira y su injusticia. El viejo tiene las manos manchadas de sangre.
Hoy he leído con sorpresa que Nancy Reagan, la esposa de Ronald, está en campaña para que se permita la investigación con células madre. Seguramente no lo hace pensando en encontrar una cura para su marido, a quien enfermo de Alzheimer y pasados los 90 años el cuerpo ya sólo le pide tierra. Mi sorpresa se debe, por una parte, al recuerdo de cuando la exprimera dama organizaba la vida presidencial según los designios de la astrología y su marido promovía la ascensión de siniestros telepredicadores ultracristianos al estilo Jerry Falwell. Y además la historia me recordó a tiempos pasados, cuando los adalides del catolicismo patrio prohibían hasta el beso con lengua pero enviaban a sus hijas de vacaciones a Londres para evitar la ignominia (inventada por ellos mismos) de un embarazo adolescente.
En 1994 Reagan hizo pública su enfermedad con una carta en la que decía ahora comienza el viaje que conduce al ocaso de mi vida.... Se equivocaba. Ese viaje empezó el día que nació, para él y para muchos inocentes, especialmente en ciertos países de América Latina. El Alzheimer, amigo, no es un mal contagioso.
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posted by vendell 22:48
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