2005-10-28
Doscientas palabras
Años atrás, un amigo me advirtió que nunca haría una buena fotografía hasta que aprendiese a tirarme por el suelo buscando el ángulo que revela el lado iluminado de las apariencias. Hace un par de semanas, justo antes de descubrir las fotos de Marcus Bleasdale, el mismo amigo me habló de una enorme caravana de camiones aparcados en el arcén de una carretera africana, una de esas rutas polvorientas que recuerdan a la columna vertebral de un país que es todo pellejo. De alguna forma que sospechamos, pero no conocemos, la riqueza fluye del corazón del continente a bordo de esos camiones de palier aplastado por el peso de la globalización. Su carga no figura en ningún albarán, sus conductores no cotizan a la seguridad social, los hombres armados que los custodian no forman parte de ningún ejército que podamos nombrar: es una riqueza fantasma cuya pista se pierde en los muelles de algún puerto perdido en el Océano Indico.
Nuestros medios de comunicación, ofuscados en desentrañar la maraña semántica del estatut y los secretos de la boda de un motociclista, tuercen la mirada ante una realidad que finalmente se manifiesta tras las verjas que cierran el continente. La única información que nos llega viene disfrazada de imágenes, expresiones de sentimentalismo esteticista, según la militante descripción que alguien planteaba hace unos días.
Como si la verdad sólo pudiera expresarse con palabras.
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posted by vendell 23:14
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Comentarios
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esa riqueza fantasma, supongo que habla del coltan, reaparece después en nuestras casas en forma de electrónica de consumo; en nuestros hogares, la sangre de todas esas guerras que no nos interesa ver, se condensa en forma de memorias ram, microchips, componentes de telefonía móvil y otros miles de artilugios milagrosos... |
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bueno, pinché el enlace...pasó 1/2 hora, lo guardé, y ya no se me ocurre q comentar. Corazón arrítmico tengo ahora.
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