2006-08-29
Arañas
En los escasos días que Marilyn ha pasado de viaje, por ahí, en casa las arañas han engordado hasta extremos que a Vds. les va a costar imaginar, así que seré gráfico. Esta mañana, al entrar en la cocina, me topé a una de ellas descolgándose sobre la hilera de pequeñas hormigas que están a punto de encontrar el camino del azucarero (aunque no pasarán). El animal – aquí no caben diminutivos – presentaba porte y actitud más propias de una nécora brava, y sería indistinguible de éstas de no ser por el tatuaje en armenio que adornaba sus amplias espaldas. Y también por el contexto. Y porque las nécoras no comen hormigas como si fuesen anacardos.
A estas alturas han de saber que el loro de mis vecinos es capaz de reproducir con total precisión dos sonidos de origen humano. Uno es la sirena de las grúas, como de ambulancia acelerada, que nos sirve de despertador cada día del mes de agosto, a eso de las ocho de la mañana, y posteriormente a discreción del guacamayo. El otro es el grito de Marilyn cada vez que ve una araña, cuyo tono y potencia corren proporcionales al diámetro de la causante de la amenaza. Estoy convencido de que si las arañas hablasen Marilyn se rendiría, pero como no hablan (aunque ésta, al caminar, hacía un ruido como de candelabro rodando por el suelo), yo tengo que retirarlas de la circulación antes de las vea, no sea que al pobre loro también le de una apoplejía.
Normalmente arrojo las arañas al jardín, por aquello de que sigan consumiendo hormigas, pero este ejemplar superaba de largo los límites que la prudencia aconseja para este tipo de manipulaciones. Así que a pesar de ir descalzo procedí a pisarla, arrastrando un poco el pie, que es como se hace más tracción desgarradora sobre el cuerpo de los invertebrados. Aún tuve que arrastrar un poco más para deshacerme del amasijo de ojos, patas y vísceras hepáticas que se me había quedado pegado al talón, y lo hice buscando en una esquina del techo la robusta estructura de seda que sin duda debía haber servido de columpio a la finada.
Desde la red, tejida con la intensidad de una legaña, me observaba su madre horrorizada.
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posted by vendell 23:17
7 Comments
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Comentarios
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De: Nuala |
Fecha: 2006-08-30 02:41 |
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jajajajajjajajajaja
A pesar del trágico final de la araña, no he podido evitar soltar una carcajada leyendo esta historia.
¡Ese Vendell! ¡Un home é un home e un ghato é un bicho! (e na súa casa os bichos son como ghatos polo que parece)
Espero que Marilyn ya esté de vuelta en casa, porque si lee esto dondequiera que esté de vacaciones, abre un chiringuito de coca-colas y se queda allí.
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2
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De: Martin Pawley |
Fecha: 2006-08-30 09:26 |
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Queremos fotos de las arañas.
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3
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De: descalza |
Fecha: 2006-08-30 11:37 |
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Me parece fatal lo que ha hecho, Don vendell. ¡Pobriña!
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4
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De: Anónimo |
Fecha: 2006-08-30 19:08 |
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"Los trabajadores del puerto" de Ferrol tienen sus métodos para identificar a las viudas negras y así poder clasificar la peligrosidad de las arañas polizonas: "Achéjaste ó bicho e daslle a volta. Se ten a barrija roxa, mala cousa. Mellor que escapes correndo, oh". Coménteselo a Marylin. Puede que le sea útil.
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5
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De: lynx |
Fecha: 2006-08-30 19:40 |
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Excelente relato Vendell, con trhrill, apoteósis y grand finale!
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6
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De: Akin |
Fecha: 2006-09-01 12:02 |
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Magnífico relato don Vendell.
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De: Blanca |
Fecha: 2006-09-20 10:20 |
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Sobre el "no pasarán": permítame usted que lo dude.
Je, je... ya nos lo contará cuando pasen...
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