2008-01-20
Op. 956
En el último verano de su corta vida Schubert compuso un quinteto para cuerdas en el que en lugar de las dos violas habituales optó por duplicar los violonchelos, ensanchando el registro sonoro de tal forma que a veces uno cree está escuchando una pequeña orquesta. Si quieren ver a gente tocándolo pueden probar aquí, pero me parece que la versión que les pongo suena algo mejor, al menos en este tormentoso adagio que, se lo confieso, suele dejarme sumergido en un oscuro pozo de silencio.
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posted by vendell 21:08
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Comentarios
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Me gusta ver cómo tocan los músicos, es fascinante, pero a la vez no me gusta porque me parece que fijarse en ello tiene un no sé qué de obsceno: se invade la intimidad entre el intérprete y su instrumento.
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A mi me ocurre que cuanto más miro, menos oigo. Lo del piano a una mano... asombroso.
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