2003-07-03
What´s God got to do with it?
(Texto de Robin Dunbar, de la Universidad de Liverpool, traducido a la brava del original aparecido en New Scientist el 14 de Junio de 2003)
Quizás sus sentimientos se alineen con los de Karl Popper. La religión, decía el gran filósofo de la ciencia, pertenece al ámbito de la metafísica y por tanto no es objeto de la investigación científica. Esta es la linea que sigue la mayoría de biólogos para justificar no abordar el tema, pero no cabe duda que la religión y los dioses juegan un papel fundamental en el comportamiento humano. Por ello yo, como muchos otros biólogos, pensamos que debemos plantearnos por qué existe la religión y en qué punto de nuestra evolución apareció por primera vez.
El ser humano posee una característica extraordinaria para los estándares de otras especies, a saber, nuestra increíble capacidad para aceptar los deseos de la comunidad e incluso para sacrificar nuestra vida en su beneficio. Este grado de altruismo es la clave de nuestro éxito, permitiéndonos adoptar respuestas colectivas a los problemas individuales que plantean la supervivencia y la reproducción. Pero para que estas respuestas funcionen, cada individuo debe estar preparado para renunciar a su interés personal inmediato a cambio de beneficios a largo plazo. Al mismo tiempo, la excesiva conformidad con las necesidades del grupo nos expone al peligro de los que van por libre, los freeriders que disfrutan de los beneficios de la socialización sin asumir ninguno de sus costes.
Obviamente es posible controlar, y de hecho controlamos a estos freeriders con políticas adecuadas y llamadas a la decencia, pero al final, ambas estrategias tienen sus limitaciones: ¿a quién le importa que no te guste lo que hago si obtengo suficiente beneficio de ello? En este sentido, la religión supone un importante avance porque la amenaza de la intervención de fuerzas que escapan a nuestro control - ahora o después de la muerte - suponen un nivel de coacción muy superior al que puede desplegar un estado civil. Pero esto sólo funciona si todos los miembros del grupo comparten la creencia en la existencia de una realidad sobrenatural.
Aquí es donde entra en juego el talento de nuestra especie para leer la mente. Este fenómeno, mejor conocido en forma de teoría de la mente, puede describirse como la capacidad para comprender que los demás poseen una mente organizada en torno a estados de creencia. Por resumirlo en una frase, digamos que yo creo que tu supones que existe un ser sobrenatural que entiende que tú y yo queremos aspirar a comportarnos de forma decente. Es este tipo de pensamiento el que nos permite ir más allá de las creencias personales en lo sobrenatural para dar lugar a religiones en las que esas creencias se erigen en fenómenos sociales.
Así pues, nuestro cerebro nos permite crear dioses y religiones, pero ¿es esta habilidad un producto accidental de la evolución hacia cerebros cada vez más grandes o se trata de una adaptación? Mis investigaciones muestran que en primates, incluyendo humanos, el volumen del neocórtex - y especialmente del lóbulo frontal - está directamente relacionado con el tamaño de los grupos y las habilidades sociales. En otras palabras, la evolución del tamaño del cerebro ha estado guiada por la necesidad de proporcionar la capacidad computacional requerida por las habilidades sociales y para mantener la estabilidad en grupos extensos. Y en el caso de los humanos, estas adaptaciones sociales incluyen la religión.
Reconociendo que la religión requiere una buena cantidad de potencia mental podemos empezar a preguntarnos cuándo pudo haber aparecido. La caracterización de las habilidades mentales como una función del tamaño del cerebro en el registro fósil de nuestro linaje sugiere que la complejidad necesaria para sostener una religión probablemente apareció muy tarde en nuestra historia evolutiva. No pudo haber ocurrido antes de la aparición del Homo sapiens hace medio millón de años, y tampoco hasta que los humanos anatómicamente modernos aparecieron hace 200.000 años, lo que concuerda con las evidencias cronológicas de la aparición del lenguaje, otro de los requisitos de la religión.
Desde luego, la religión no es sólo palo sin zanahoria. Mientras que las imposiciones religiosas favorecen el conformismo, las experiencias religiosas nos hacen sentir parte del grupo. Una vez más, la evolución parece habernos proporcionado los mecanismos mentales necesarios para ello. Recientemente las neurociencias han revelado la existencia del llamado Punto-Dios, una parte del lóbulo parietal izquierdo responsable del sentido del espacial del yo, que se bloquea cuando experimentamos estados de éxtasis. (New Scientist, 21 de Abril de 2001, p.24). Al mismo tiempo que se relaciona con el sentido de nuestra singularidad en el universo, esta parte del cerebro también está asociada a los flashes de luz cegadora asociados con trances y experiencias religiosas.
Pero quizá el mecanismo más poderoso para reforzar la dedicación al grupo sean las endorfinas, sustancias químicas producidas por el cerebro cuando el organismo está sometido a estrés. Desde luego no es una coincidencia que la mayor parte de las religiones incluyen prácticas como la autoflagelación o largos períodos de tiempo dedicados al baile o el canto, que suponen la liberación de un flujo de endorfinas cuyo efecto opiáceo nos hace sentir relajados y en paz con aquellos que participan en el ritual.
De este modo, los dioses son creados por cerebros más grandes para evitar que miembros del grupo pretendan ir por libre, beneficiándose de las ventajas de la vida social sin compartir sus sacrificios. Pero la experiencia religiosa también puede verse bajo una luz más favorable, como un medio para reforzar la efectividad del grupo como un baluarte frente a las contingencias de la naturaleza.
© Robin Dunbar.
Traducido y reproducido sin permiso pero con mucho respeto.
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posted by vendell 02:42
11 Comments
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Comentarios
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De: canopus |
Fecha: 2003-07-03 06:05 |
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Pues, que dios me perdone, pero estoy de acuerdo con usted. ;o)
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De: El PaleoFreak |
Fecha: 2003-07-03 08:35 |
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No entiendo muy bien cuál sería la ventaja selectiva de los individuos religiosos respecto de sus compañeros no religiosos. Y tendría que ser una ventaja considerable, ya que supuestamente la evolución de la religiosidad habría sido rapidísima.
Por otra parte, es evidente, al menos para mí, que las personas religiosas pueden ser tan "freeriders" como las demás, y que incumplen las normas como todo el mundo. Y los no religiosos podemos ser más papistas que el papa cuando nos conviene, y, sobre todo, cuando nuestra vida corre peligro.
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De: lgs |
Fecha: 2003-07-15 00:12 |
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Puede que la difusión de las religiones haya que verla como la difusión de la agricultura: el meme se potencia a sí mismo, y no necesariamente es bueno para los genes que tiene "debajo" (ustedes me entienden).
Con la agricultura trabajamos más que cuando no la teníamos. Eso dice Ishmael.
Puede que con la religión pase lo mismo, y que se trate de un "memeplex" egoísta que pasa olímpicamente de nosotros, y sólo sobrevive porque hace que unos grupos se intenten imponer a los otros y entonces sobrevive y medra el meme de la imposición a los demás.
Será eso.
Como decía un anciano de la familia: "más vale creerlo que tener que averiguarlo".
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De: Vendell |
Fecha: 2003-07-16 03:00 |
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Mmmm, qué jugosas aportaciones al debate.
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De: n.s.c.f. |
Fecha: 2003-07-18 09:27 |
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La religión se presenta, por tanto, como una ley superior al hombre, pero creada por él mismo, para controlar parasitos sociales. Lo que comienza como una cuestión metafísica sobre el más allá compartida por un grupo de personas acaba siendo como excusa para mantenernos atados a una convivencia que, en realidad, es necesaria (aunque no por ello debe ser perfecta). Lo irónico es que, al final, no hemos conseguido una respuesta satisfactoria a la pregunta que se nos planteaba al principio: La existencia de un ente conocedor de la ética definitiva y del secreto del correcto comportamiento humano.
Cinco grandes religiones, un par de libros de historietas, y cientos de dioses que han pasado y pasarán son ahora la constitución que aspira a que los culpables en la Tierra enmudezcan en el cielo.
No debato la capacidad que tiene la religión de controlar el comportamiento humano, sino que critico su incapacidad de dar, además de una respuesta final al "qué pasará cuando nos vistamos de bambú" (la cual no encontraremos nunca), unas pautas éticas indiscutibles.
En esta cuestión el hombre tiene tres caminos a seguir:
El primero es el de la religión (cualquiera de ellas): El comportamiento del hombre está marcado por un cierto número de prohibiciones, un par de oraciones y una ofrenda de vez en cuando para ver si te codeas más con kaín o con Abel. Los freeriders que se acaban alojando en este grupo llegarán a disponer de una "fe" envidiable calificada por algunos como de don.
El segundo camino es el de la amoralidad. Nada está bien y nada esta mal, ya que las acciones humanas son tan efímeras como el sentimiento que nos impulsa a obrar de una manera u otra. Es la ley de si no te pillan tu no has hecho nada, y como no tienes de dar cuenta a un Dios ni tirano ni benévolo, aquí no ha pasado nada y a otra cosa. En este grupo están lo freeriders puros, los que consiguieron sobrevivir a la aprición de la ley seca de la religión y que guardan en sus petacas lo que los creyentes llaman "pecado".
Y, por último, están los que entienden que existe un modo de comportamiento humano que podría considerarse universalmente correcto, y que, al no verlo reflejado en ninguna religión, ni en sus practicantes, se lanzan en su busca de forma individual...y solitaria. Las contradicciones que encuentran por el camino perturban a la gente de este grupo, pero son esos obstáculos los que en cierto modo les obligan a no rendirse. Son diferentes a los integrantes de las dos primeras opciones, y no pueden adaptarse a ellas, así que, tristes y solos, seguirán buscando algo que conscientemente están predestinados a no encontrar. Pero no todo son desgracias. El conocer las diferentes posibilidades de comportamiento y no coincidir con ellas hará de estas personas gente de mundo, sabía e inconformista. Es esta gente la que cambia la historia, y sin embargo cunado mueren se dan cuenta de que apenas han hecho nada y de que al mundo le quedan muchas vueltas por dar.
La religión apareció para conseguir una mayor armonía y bienestar social. Fracasó.¿Qué camino debemos tomar ahora?
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De: Vendell |
Fecha: 2003-07-19 03:55 |
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¡El tres! ¡El tres!
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De: n.s.c.f. |
Fecha: 2003-07-19 04:42 |
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Respuesta correcta!!!!!
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De: Vendell |
Fecha: 2003-07-19 05:42 |
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¡El jamón! ¡Quiero el jamón!
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De: n.s.c.f. |
Fecha: 2003-07-19 18:47 |
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El jamon se lo quedó mi profesor de filosofía para poder aprobar. Ahora mismo solo nos quedan unas costilletas buenísimas, un vale de 15 euros en corticoles o una muñeca chochona.
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De: MARIJULIO |
Fecha: 2006-11-27 19:12 |
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El Chorizo es mas guay q el jamon, CeRdO!
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De: MARIJULIO |
Fecha: 2006-11-27 19:14 |
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